El proyecto debía ser principalmente un lugar de encuentro por lo que se constituye una plaza central cubierta. A ella confluyen todos los elentos del programa. Puede ser lugar de exposiciones, expansión de las salas multiuso y clases, lugar para el café, estar y conversar, foyer del teatro.
El edificio contrasta un perímetro exterior en hormigón a la vista, austero, tratado con elementos formales y estilisticos que quieren evocar la arquitectura neoclásica que en el Chile del siglo XIX se denominaba "Estilo Francés". El interior, en cambio, es más libre, con el carácter posmoderno de los 80. Esto quería ofrecer la vida de patios de estilo mediterráneo que, junto con los pasajes, dieron en el Paris del siglo XIX, y luego en otras ciudades como Santiago, una forma nueva de cultura urbana conquistado en el interior de las manzanas.