El diseño del edificio y sus terminaciones persiguieron como objetivo estético dar a la Sociedad un edifcio de caracter institucional que expresara la seriedad y compromiso científico de su labor y, al mismo tiempo, ser un espacio de reunión acogedor y confortable. La condición fundamental del diseño fue emplear las técnicas constructivas y de terminaciones más económicas factibles ya que el presupuesto de la Sociedad era muy estrecho. El empleo del hormigón a la vista y estucos de textura gruesa fueron todo el "lujo" posible, utilizando básicamente el recurso de los moldajes para introducir elementos estilísticos posmodernos, por entonces inesquivables en la estética arquitectónica de los años 80.
Las decenas de planos, dibujados a mano, colmatados de detalles constructivos, no dejoron nada por desarrollar, por estudiar con fruición y especificar a cabalidad. En una época de la arquitectura chilena, en la que faltaban muchos componentes constructivos industrializados, o en un proyecto con escaso presupuesto como éste, la versión "artesanal" era la única viable. El diseño de este edificio fue un feliz desafío para los diseñadores. Lámparas, tabiques móviles, puertas, tiradores, herrajes y mecanismos de todo tipo, difusores, barandas, escaleras, anclajes y elementos de montaje, carpinterías de aluminio, acero y maderas nativas: nada escapó de un solución específica y única para este edificio. Toda oficina tiene proyectos que inscribir el una lista de obras favoritas. La Sociedad Médica de Santiago es uno nuestro.Esta obra se construyó exitosamente por contrato a suma alzada, completamente dentro de los costos previstos.
Años después la Sociedad debió vender el inmueble y hoy está transformado en una tienda comercial que vende artefactos sanitarios, que cambió fuertemente su carácter, pero que, sin embargo, conserva bastante su austeridad arquitectónica.